lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Qué ocurriría si no pudiera pagar la hipoteca de su casa?

La economía de muchas familias españolas hipotecadas puede resentirse tras la reciente subida de los tipos de interés al 2,25%. Aunque los expertos, la Asociación Hipotecaria Española entre ellos, señalan que no habrá problemas para las familias mientras los tipos de interés se mantengan por debajo del 3%, los ciudadanos con mayores niveles de endeudamiento van a notar en su cuenta corriente las últimas apreciaciones del dinero y del Euribor. En estos casos, conviene conocer qué protocolo siguen las entidades cuando un particular no puede afrontar el pago de la hipoteca.

La forma de proceder de los bancos y las cajas ante un cliente que no ha pagado las cuotas de la hipoteca depende del número de plazos pendientes. Durante los primeros 20 días de impago, las entidades se ponen en contacto con el cliente para aclarar si se trata de un olvido. A veces es el propio director de sucursal «el que realiza las gestiones para conocer el motivo del impago», apuntan en Caixa Catalunya.

En cualquier caso, en estos primeros momentos, el protocolo de actuación varía según la entidad. Algunas envían el recibo hasta tres veces para dar más opciones al pago de la cuota. Los segundos y terceros recibos ya exigen el pago de intereses y comisiones. El gasto extra más importante son los intereses de demora, que entidad y cliente pactan al firmar la hipoteca. Varían en función de la relación que el cliente mantenga con la entidad, pero lo habitual, apuntan desde Banesto, «es que los intereses de demora se muevan en la horquilla del 5% al 6%», porcentaje que se suma al tipo de interés nominal acordado en el préstamo. En total, el titular de la hipoteca que se retrase en el pago de la cuota tendrá que pagar el capital, los intereses vencidos y los intereses de demora.

Otras entidades desvían el cobro de impagados a los departamentos de telegestión, que se ponen en contacto con el titular de la hipoteca para reclamar la deuda. Si la situación se prolonga, bancos y cajas incrementan el contacto con los clientes. Si se trata de un problema financiero que no se solucionará a corto plazo, las sucursales proponen al cliente una nueva hipoteca, con plazos de amortización más largos y cuotas mensuales menores.

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